viernes, 6 de febrero de 2015

Educación Financiera

La educación financiera comprende tres aspectos clave (Comisión Europea, 2007): a) Adquirir un conocimiento y una comprensión en materia de finanzas; b) Desarrollar competencias en ese ámbito, es decir, tener capacidad para utilizar los conocimientos en beneficio propio; y c) Ejercer la responsabilidad financiera, es decir, llevar a cabo una gestión adecuada de las finanzas personales, realizando elecciones informadas, con conocimiento de los riesgos asumidos.
 ¿Por qué se le concede hoy tanta importancia a la educación financiera en todo el mundo?
 En primer lugar, por la existencia de un diagnóstico, basado en estudios internacionales, que revela el insuficiente grado de conocimiento de la población de las cuestiones económicas y financieras básicas. El déficit de educación financiera se considera uno de los factores que ha agravado los efectos de la crisis financiera internacional, aunque no puede decirse que haya sido un monopolio del ciudadano de a pie.
 A lo anterior han de añadirse la creciente ampliación y la complejidad de la oferta de productos financieros, que colocan a veces al usuario en una posición de vulnerabilidad.
La notoriedad y la trascendencia de algunos casos sufridos en España ahorran comentarios al respecto. En tercer lugar, por la constatación de los beneficios de la educación financiera para los individuos y para el conjunto de la economía y de la sociedad.

La importancia de la educación financiera no se limita a las personas mayores, sino que también es necesaria para los jóvenes, que ya son, o van a serlo pronto, usuarios de servicios financieros. El adquirir hoy conocimientos financieros tiene una serie de ventajas para su vida futura. Hoy día existe conciencia de que, para que vaya calando, la educación financiera tiene que comenzar lo más pronto posible y, preferiblemente, ser incorporada en los planes de estudio. Como ha destacado la OCDE (2010), “Las jóvenes generaciones es probable no sólo que se enfrenten a una complejidad creciente en los productos, servicios y mercados financieros, sino también es probable que soporten más riesgos financieros en su etapa adulta que sus padres”.
 La inclusión de una sección específica en las pruebas de PISA por la OCDE (2013) a partir de 2012 es bien expresiva de ese reconocimiento.

Cuando uno escribe sobre Finanzas Personales, uno tiende con mucha frecuencia a meterse demasiado a los detalles. Esto a veces implica obviar los aspectos básicos, tan importantes cuando se intenta transmitir educación financiera.

Es precisamente por ello, para no perder de vista los fundamentos, que me gusta mucho escribir artículos que inviten a la reflexión (independientemente de publicar también notas sobre casos prácticos, muchas de ellas inspiradas por los lectores).

Hace algunos pocos días recibí el correo de un lector que me preguntaba acerca de la educación financiera. Su nota me recordó un aspecto esencial, que es la razón por la cual dedico tiempo personal a escribir y construir este espacio: la educación financiera nos permite tener una vida mejor.

La Educación Financiera Nos Permite Vivir Mejor

Como todos sabemos, normalmente la gente más y mejor preparada es la que tiene acceso a mejores oportunidades, no sólo de empleo sino en general, en la vida.
La cultura, en general, nos brinda visión, y nos amplía enormemente el panorama. Viajar, por ejemplo, nos permite entender que existen diversas concepciones de la vida en diferentes regiones del mundo. Nos permite comparar. Nos permite comprender que existen distintas interpretaciones acerca de lo que es bueno y de lo que es malo.
Todo esto, nos permite construirnos una opinión y nos da más bases para poner en contexto lo que nos rodea. Nos da elementos para tomar las decisiones más adecuadas y para ver más allá. Nos brinda herramientas. Nos forma un criterio.

Para obtener cultura, no sólo es importante la educación formal (la impartida a través de instituciones educativas) sino también la autodidacta (desafortunadamente hay muchas cosas que no se enseñan en las escuelas).
En el aspecto financiero, la educación y la cultura nos permiten dirigir el dinero que ganamos hacia las cosas que más valoramos, y a invertir inteligentemente para hacerlo crecer. Hacia lograr lo que verdaderamente queremos en nuestra vida: nuestras metas y objetivos. Y además nos permite saber distinguir entre ofertas buenas, y aquellas que son fraudulentas.

¿Cómo Obtener una Buena Educación Financiera?

Esta página desde luego es un buen punto de partida. La cultura financiera se obtiene, principalmente, a través de la lectura. Para ello hay distintas fuentes: periódicos, revistas, otros blogs, etc. En esta página tenemos una sección de Libros Recomendados, así como links a otros sitios de interés, que pueden ser un buen punto de partida para aquellos que verdaderamente entiendan la importancia y estén interesados en aprender.

La Condusef también ofrece en su página algunos consejos. Por otro lado, existen bancos que tienen un programa de “educación financiera” mediante el cual ofrecen seminarios gratuitos sobre Finanzas Personales a sus clientes (aunque suelen existir conflictos de interés importantes ya que esta educación está más dirigida a los intereses del banco que de las personas). Algunas empresas organizan cursos y pláticas para su personal, lo cual se traduce en una gran prestación. O bien, se puede aprender mucho con asesoría en la elaboración de un plan financiero personal.

¿Sirve la educación financiera para vivir mejor?


Sin dejar de reconocer la creciente importancia que la educación financiera goza en la agenda política de muchos gobiernos, sigue habiendo una cantidad significativa de trabajo todavía por hacer en esta área.
Para concluir, es útil reiterar tres razones importantes por las que la educación financiera es fundamental para las personas y la economía en su conjunto:
La educación financiera refuerza la protección de los inversores

 Los esfuerzos realizados para reforzar la información financiera y de asesoría financiera sólo tendrán pleno efecto si van de la mano de políticas para mejorar el nivel de alfabetización de los individuos. Un inversor muy bien educado hará preguntas fundamentales a su asesor, lo que lleva a mayores niveles de protección de los inversores, asesoramiento más sólido y, en última instancia, más probabilidades de que los resultados finales vayan en línea con los objetivos del inversor.


• La educación financiera mejora el comportamiento de la inversión

 Los ciudadanos europeos siguen siendo en su mayoría adversos al riesgo. En consecuencia, tienden a realizar una mala asignación de los ahorros hacia productos de bajo riesgo y de corto plazo. Por tanto, es necesario educar a los inversores finales, para que comprendan mejor el binomio rentabilidad-riesgo.

La educación financiera desarrolla ahorro para el retiro y promueve la inversión a largo plazo

Muchas personas carecen de la educación financiera necesaria para decidir cuánto deben ahorrar para prepararse para la jubilación. Como individuos son cada vez más responsables de hacer sus propias gestiones para la jubilación. Un objetivo político importante en las iniciativas de educación financiera tiene que ser la de explicar a los ciudadanos europeos que se debe ahorrar más para la jubilación.